Cuando quedan horas para finalizar el plazo establecido por el gobierno para que los ayuntamientos presenten sus facturas pendientes de pago todo son comentarios sobre como repercutirá esto en las funciones y recursos municipales en cada lugar. Los más de ocho mil ayuntamientos de nuestra geografía patria deben entregar sus respectivos planes de viabilidad ajustado a las exigencias del Real Decreto con el que se trata de atajar la situación de las cuentas municipales.
La desesperada situación de miles de proveedores que no cobran sus facturas no es menor que la de los regidores que ahora pretenden acogerse a la financiación que desde el Estado se prevé asignar por un total de hasta dieciocho mil millones de euros. Para ello los ayuntamientos deben presentar antes del treinta de marzo un plan de viabilidad que les obliga a cerrar el ejercicio 2012 con un déficit máximo del 0,3%. Además, las cuentas municipales pueden ser revisadas por la Intervención General del Estado, que puede recurrir a auditorias de control externas, llegado el caso.
En Valdemorillo finalmente sabremos la realidad de las cuentas hasta ahora protegidas por la actuación de un Interventor “accidental” después de la marcha forzada de los habilitados nacionales últimos y la negativa contumaz de la señora alcaldesa para cubrir esta fundamental función con profesionales al servicio de la causa general, que no a su servicio personal.
Aquí, como en la inmensa mayoría de ayuntamientos, el capítulo de personal se lleva una parte sustancial de los gastos corrientes. Aquí, como en otros municipios es muy probable que se piense en el ajuste por medio de la reducción de personal. Aquí, como debiera ocurrir en los demás ayuntamientos, esa posibilidad no podría llevarse a cabo sin una contrapartida radical en la disminución de las cargas económicas que suponen para los erarios los alcaldes y concejales en activo, de gobierno y de oposición.
Está abierto el debate sobre la necesaria reducción de municipios, por la necesaria búsqueda de formulas que generen sinergias de servicios junto a economías de escala y reducción de costes, con el recurso humano necesario. No está tan clara la disposición a debatir sobre la necesaria reducción de cargos políticos, ni sobre las retribuciones injustificadas que hasta la fecha se auto asignan sobre la base de argumentos falaces y con la colaboración de las estructuras partidarias remedos de lobby. Sin embargo, no va a resultar fácil permanecer en silencio frente a la posibilidad de que en esta Ayuntamiento de Valdemorillo pudiera llevarse adelante un ajuste de plantilla sin tocar, casi eliminar, las condiciones muy favorables de los profesionales de la incompetencia política que lo gobiernan.
Estoy seguro que esta situación no ha pasado desapercibida a los representantes de los trabajadores, funcionarios y laborales. Que esta situación aconseja a una eficaz y prudente actuación, tanto informando como proponiendo soluciones en defensa del trabajo productivo frente al gasto innecesario, en beneficio de los vecinos de Valdemorillo.